lunes, 6 de julio de 2015

Higiene mental para educadores


1. Investigar sobre los aspectos psicológicos sanos que manifiestan los individuos


La salud mental es un estado de bienestar psicológico y emocional que permite al sujeto emplear sus habilidades mentales, sociales y sentimentales para desempeñarse con éxito en las interacciones cotidianas.
La constitución personal de cada sujeto en cuanto a capacidades, patologías o aspectos sanos varía. Según Wilfred Bion, la capacidad para tolerar la frustración sería una primera capacidad sana que permitiría al individuo en desarrollo el inicio del proceso de pensamiento y comprensión del mundo y de sí mismo. La función del pensamiento sería la base de la salud mental. Esta se ve favorecida por un ambiente de contención (función materna o cuidadora) que permite tolerar la frustración e iniciar el desarrollo del aparato mental, la base de la salud mental, algunas veces hay niños o adolescentes que tienen problemas mentales y se recomienda llevar a un psicólogo o hablar muy claro con él.
La salud mental ha sido definida como un estado en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, contando con la capacidad de afrontar las tensiones de la vida cotidiana y trabajar de forma productiva. En la mayoría de los países, los servicios de salud mental adolecen de una grave escasez de recursos. La promoción de la salud mental requiere implementar programas médicos, sobre todo gubernamentales con un mismo fin, promover la salud mental durante todo el ciclo vital, para garantizar niños mentalmente sanos y evitar trastornos mentales en la edad adulta o la vejez.

2. Desórdenes neurológicos y neuroquímicos en el ser humano

Las enfermedades neurológicas son trastornos del cerebro, la médula espinal y los nervios de todo el cuerpo. En conjunto, esos órganos controlan todas las funciones del cuerpo. Cuando algo funciona mal en alguna parte del sistema nervioso, es posible que tenga dificultad para moverse, hablar, tragar, respirar o aprender. También puede haber problemas con la memoria, los sentidos o el estado de ánimo.
Existen más de 600 enfermedades neurológicas. Los tipos más reconocidos incluyen:
  • Enfermedades causadas por genes defectuosos, tales como la enfermedad de Huntington y la distrofia muscular
  • Problemas con el desarrollo del sistema nervioso, tales como la espina bífida
  • Enfermedades degenerativas, en las cuales las células nerviosas están dañadas o mueren, tales como las enfermedades de Parkinson y Alzheimer
  • Enfermedades de los vasos sanguíneos que abastecen el cerebro, tales como los derrames cerebrales
  • Lesiones en la médula espinal y el cerebro
  • Trastornos convulsivos, tales como la epilepsia
  • Cáncer, tales como los tumores cerebrales
  • Infecciones, tales como la meningitis
Cientos de millones de personas en todo el mundo sufren trastornos neurológicos. Aproximadamente 6,2 millones de personas mueren cada año por accidentes cerebrovasculares, y más del 80% de estas muertes se producen en países de ingresos bajos o medianos.
Cabe destacar que los trastornos mentales, en cambio, son «enfermedades psiquiátricas», es decir, enfermedades que se manifiestan principalmente como trastornos del pensamiento, las emociones o el comportamiento, y que causan malestar o una deficiencia funcional.

3. ¿Cuáles son las manifestaciones del agotamiento en el profesional de la educación?

El estrés es una situación problemática general, con amplia incidencia en numerosas actividades laborales, pero que en el caso de la enseñanza, específicamente, tiene unas connotaciones evolutivas especialmente alarmantes.
Un indicador más de lo crítico de esta situación en la enseñanza es la acuñación de un nuevo término para describir un síndrome nuevo, diferente al común estrés, y que se denominó “burnout”, en la terminología anglosajona, que se podría interpretar como “quemado”, o en sentido más literal y extremo, “abrasado”; sería por tanto, el síndrome de los abrasados por su profesión.
Se caracteriza por un agotamiento emocional extremo, la despersonalización en el trato con las personas y los clientes y la ausencia de realización personal en la ejecución del trabajo. Aquellas profesiones denominadas de ayuda o de servicios humanos (enseñanza, sanidad, servicios sociales, etc.) son las más afectadas.
A continuación, una pequeña lista con los síntomas más comunes del síndrome del desgaste profesional docente, en sus diversas manifestaciones.
Manifestaciones mentales:
La persona desgastada se siente agotada y vacía de sentimientos o atrapada en el desempeño del rol profesional. También se han descrito las vivencias de fracaso, de insuficiencia y de impotencia que conducen a baja autoestima y autoeficacia personal. Además, la persona afectada tiene una menor capacidad de tolerancia a la frustración, con tendencia a reaccionar de forma agresiva o paranoide no sólo hacia los clientes, sino hacia los compañeros de trabajo. Pueden observarse síntomas de nerviosismo, inquietud psicomotora, incapacidad para concentrarse, olvidos, etc. La presencia de burnout se considera un predictor significativo, que contribuye a la aparición y/o sostenimiento de un trastorno depresivo.
Manifestaciones físicas:
Cefaleas, trastornos gastrointestinales, dolores osteomusculares, pérdida de apetito, alteraciones sexuales y del sueño, úlceras, enfermedad coronaria.
Manifestaciones conductuales:
Se ha observado el consumo aumentado de estimulantes como café y té, así como sedantes, bebidas alcohólicas, tabaquismo y el abuso de otras sustancias tóxicas, sedentarismo, y mala dieta.
Manifestaciones sociales:
Junto con el agotamiento, las actitudes negativas hacia los alumnos son las principales características del burnout, que pueden manifestarse por: insensibilidad, excesivo distanciamiento defensivo, irritabilidad, impaciencia y ansiedad, exagerada hipercrítica y desconfianza con hostilidad.
Los profesores pueden desplazar estas actitudes negativas hacia la profesión misma, la Administración educativa o hacia una parte de ella, hacia sus representantes sindicales, que les sirve como elemento neutralizador de su malestar. La persona quemada no se siente valorada o querida por sus colegas o por la Administración, y por eso se defiende pagando con la misma moneda con la que se siente él pagado.
Manifestaciones organizacionales:
Se ha observado que el burnout lleva al profesor a tomar decisiones en relación a una seria intención de abandonar la docencia, a cambiarse a otro centro educativo, incrementar su ausentismo laboral, llevándose así, a una marcada disminución de su productividad individual.
Para paliar el problema, se debería  impulsar y dignificar la profesión docente, lo cual para esto tendría que ser necesario un reconocimiento de las principales autoridades de la educación de las diversas dificultades y de los riesgos que implican la labor de los maestros y procurar una formación continua donde se trabajen sobre las necesidades reales de los profesionales de la enseñanza.

4. ¿Qué es la motivación?

La palabra motivación del latín "motivus" o "motus", que significa ‘causa del movimiento’. A juzgar por el sentido que se le atribuye al concepto desde el campo de la psicología y de la filosofía, una motivación se basa en aquellas cosas que impulsan a un individuo a llevar a cabo ciertas acciones y a mantener firme su conducta hasta lograr cumplir todos los objetivos planteados. La noción, además, está asociada a la voluntad y al interés. En otras palabras, puede definirse a la motivación como la voluntad que estimula a hacer un esfuerzo con el propósito de alcanzar ciertas metas.
Cabe resaltar que la motivación implica la existencia de alguna necesidad, ya sea absoluta, relativa, de placer o de lujo. Cuando alguien está motivado, considera que aquello que lo entusiasma es imprescindible o conveniente. Por lo tanto, la motivación es el lazo que hace posible una acción en pos de satisfacer una necesidad.
Existen diversos motivos que impulsan la motivación: racionales, emocionales, egocéntricos, altruistas, de atracción o de rechazo, entre otros.

5. ¿Qué son las necesidades y mecanismos de ajustes?

Las necesidades son propias de todo organismo vivo y consisten en una sensación provocada por la idea de que nos falta algo ya sea a nivel material, orgánico o sentimental. Se trata de uno de los componentes fundamentales en la vida, no sólo humana sino también de las demás especies, es la necesidad la que lleva a que los seres vivos se movilicen en busca de objetivos que les sirvan para satisfacer aquello que consideran que precisan. Un árbol que ante una sequía extiende sus raíces para llegar más profundo, donde está el agua, actúa en base a una necesidad, del mismo modo que los elefantes viajan durante varios días en busca de agua.
Si uno recopila información relacionada a las necesidades podrá comprobar que varios estudiosos han organizado las necesidades por jerarquías. El psicólogo estadounidense Abraham Maslow, por ejemplo, las clasificó como necesidades fisiológicas (grupo que nuclea al alimento, los líquidos para saciar la sed, las prendas de vestir y la vivienda); necesidades de seguridad  (obtenidos a partir de sistemas y vínculos de protección y cuidado), necesidades de pertenencia (grupo donde aparecen el afecto, la amistad y el amor); necesidades de autoestima (relacionadas al prestigio, la capacidad para valerse por uno mismo y la obtención de triunfos); y las necesidades de auto-realización.
Por otra parte, los mecanismos mentales de defensa empiezan a funcionar a partir de la presencia de fuertes sentimientos de insuficiencia del yo, sirve de ello como sostén o para presentar una figura diferente de la percepción que el individuo tiene de sus propias deficiencias, pretendiendo, así, cubrirlas. Cuando comenzamos a pensar en nuestras deficiencias personales, experimentamos una pérdida de nuestra propia estimación y nos creemos inferiores a otros.
Algunas de las características generales que suelen manifestarse en las personas que muestran complejo de inferioridad, son los siguientes, sentimientos muy marcados de insuficiencia del yo, tendencia a minimizar la propia valla, falta de sociabilidad, actitudes de crítica excesiva hacia los demás, respuestas pobres e inadecuadas cuando se trata de actividades que implican competencia, sensibilidad a la adulación. Los sentimientos de inferioridad del sujeto pueden variar de grado y, en la proporción de que esto ocurra, operan los mecanismos de defensa, los cuales implican, en todo caso, una bien marcada tendencia agresiva. Los mecanismos de defensa son los siguientes:
  • La Supercompensacion consiste en el intento forzado de cubrir las propias deficiencias y darles una fisonomía diferente, utilizándose, para el efecto, de diversos medios, todos los cuales se singularizan por los gestos y ademanes afectados que se emplean.
  • La Racionalización consiste en afirmar la conclusión y luego buscar los argumentos para apoyarla. Eso quiere decir que se pasa por alto de evidencia directa y se llega a las conclusiones que se desea establecer y que se espera que los demás acepten.
  • La Proyección consiste en la tendencia que tiene alguien a atribuirle a los demás lo que solo es particularidad o característica de él. Cuando el individuo proyecta sobre otros su inseguridad y sus carencias, trata de satisfacerse a sí mismo encubriendo sus propios temores y deseos, atribuyéndolos a ellos, pues, si reconociera conscientemente sus propias deficiencias, destruiría la poca seguridad que tiene en sí mismo.
  • Las Actitudes Displicentes consisten en las expresiones desabridas y poses o ademanes desagradables, que alguien adopta para encubrir su insuficiencia o sus carencias.
  • La Identificación se manifiesta siempre que una persona se conduce como si fuera otra persona con la cual se siente emotivamente vinculada. La identificación implica el propósito de equipararse a otras cuyas virtudes, cualidades o aptitudes, se admiran.

Mecanismos de ajuste
  • Fantasías: Soñar despierto con lograr el éxito y alcanzar todas las metas, pero sin hacer nada por lograrlo efectivamente.
  • Aislamiento: Ceder, alejarse física o psicológicamente de lo resulta desagradable o causa frustración. Evita experiencias gratas.
  • Negación: Niega haber deseado lo que no pudo alcanzar.
  • Regresión: El individuo vuelve a una conducta infantil o de adolescencia como resultado de una frustración, refugiándose en periodos anteriores placenteros.
  • Represión: Cualquier pensamiento desagradable o riesgoso se pone fuera de la mente.
  • Sublimación: Transformar sus impulsos en una acción gratificadora y socialmente positiva.
  • Racionalización: Formula excusas ente una falla, atribuye el fracaso a otras personas o situaciones al mismo sujeto.
  • Identificación: Se hacen propios los éxitos de otro, quienes se convierten en ídolos, pero no hacemos nada por alcanzar éxitos propios
  • Desplazamiento: Se arremete contra los más débiles que están más a la mano, cuando no se puede descargar la frustración contra los que culpamos de nuestros fracasos.

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